Nacimiento de La Iglesia
En 1916 Rosalía Anfuso de Mingrino, recibió una carta de su hermano Francisco, que residía en Gary, Indiana (EE.UU.), en la cual le contaba que había recibido a Jesucristo, y también sobre grandes maravillas que Dios había hecho con él y en cientos de personas. Rosalía le respondió qué si él tenía a un Dios tan grande, por favor le mandara un pedazo porque estaba pasando por momentos muy difíciles. Dios escuchó esa oración, y con una visita de Francisco toda la familia aceptó al Señor Jesús.
El día 10 de Noviembre, en un estanque preparado en la misma casa, obedecieron al bautismo en agua las primeras seis personas: Rosalía de Mingrino y sus hijos Cayetano, Ángel, Concepción y José. Los primeros bautizados en Espíritu Santo fueron: Concepción, Ángel y José.
En Julio de 1920 se constituye para el Ministerio Ángel Mingrino con destino a El Plumerillo, Mendoza; Pablo Mingrino para la obra en Ranchos, Pcia. de Buenos Aires y a Cayetano Mingrino para la obra de Av. Nacional 5078, Capital. Quien dejó el cargo en 1926 y en su lugar fue constituido Pablo Mingrino.
La iglesia siguió creciendo y debido a esto el 9 de Enero de 1965 se confirma como Pastor a Miguel A. Petrecca, el que había estado colaborando intensamente con el Pastor Pablo Mingrino.
El 25 de abril de 1970, en una reunión realizada en el Pje. Juan Pablo López 3670, Capital, presidida por los Pastores Pablo Mingrino y Miguel Petrecca, se resuelve formar la Iglesia Cristiana Bíblica, alquilando su primer local en la calle Navarro 4553, Capital, que se inauguró el 23 de Mayo de 1970. Luego se compró y se construyó el templo de Bermúdez 3071, Capital, el que se inauguró el 4 de Marzo de 1974.
La iglesia siguió creciendo y extendiéndose en varios lugares del país. El 28 de Abril de 1990 se constituyó como Pastor a Héctor Petrecca quien posteriormente en la Convención Nacional del año 2002 sería nombrado Presidente de la Institución hasta el día de hoy.
Sistemas de creencias y concepciones religiosas
La iglesia se define como pentecostal de línea moderada y bibliocéntrica.
Dentro de la división entre calvinistas -que destacan la predestinación divina en la vida de los hombres- y arminianos -que acentúan el libre albedrío y en consecuencia la responsabilidad del hombre en su vida-, la Iglesia Cristiana Bíblica intenta posicionarse en un punto intermedio.
En su cosmovisión, en el principio Dios y el hombre conformaban una unidad esencial, la que es quebrada por el pecado del hombre. La escisión producida entre la divinidad y la humanidad deriva en la cualidad propia del pecado, representado por el espacio celestial, habitado por Dios, y el terrenal, donde el hombre vive en la soledad ontológica que la separación de la divinidad le provoca.
Dios hecho hombre regresa a la Tierra como su hijo Jesucristo, quien consuma la redención del pecado muriendo en la cruz y resucitando. Como consecuencia, Dios y el hombre recuperan la relación de unidad a través del Espíritu Santo que desciende en el día de Pentecostés.